Un grueso de la familia Amigo, dedicada a la madera, mantenía una gran amistad con Julio López Fernández, ebanista y tallador de la calle Portería de Santa Paula, con lo cual éste, asiduo como era, no tardó mucho en simpatizar con los miembros del Club Recreativo Español y proponerles la idea de crear un club que representara a toda la ciudad a nivel federado.